BRASIL: NORDESTE MARAVILLOSO- Estado de Ceará :Fortaleza

ESTADO DE CEARÁ DÍA 1: FORTALEZA- 18 DE JULIO-JUEVES
Salimos de Casilda muy temprano y de Ezeiza a las 6 y 45, Argentina. El avión llegó a San Pablo a las 9 y 30 para cambiar de vuelo internacional a Nacional. Sólo teníamos 40 minutos para hacer el cambio. Muchos japoneses como empleados del aeropuerto. No entendíamos a nadie y nos trataron bastante mal. Beba tenía tanto miedo que no quería dejarme ir al baño. El avión que tomamos salió de S. Pablo a las 10 y 50 y paró en Salvador (Bahía) pero no pudimos bajarnos. Se renovó toda la gente. Llegando en el avión, a las 15, Fortaleza parecía un pequeño pueblo hasta que empezaron a verse los rascacielos. Así comenzó a verse Fortaleza desde el avión:

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La sorpresa fue cuando el avión giró y comenzamos a ver los rascacielos. Lo importante son los espacios entre ellos. Es obligación que no estén pegados unos a otros.

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Cuando llegamos llamaban a los que arribamos en el avión pero dicho en portugués.

Cuando íbamos llegando nos hacían regalos como sombreros y cosas típicas. Como pensé que había que pagar no los tomé. Beba sí. Al final teníamos varios sombreros. Después desaparecieron.

El chofer de la combi no se daba cuenta que éramos nosotros. No entendía el castellano. No había guía que hablara en castellano. Yo pedí y lo peleé y me dijeron que lo iban a poner. Subimos a la combi y me tenté porque no entendíamos nada de lo hablaban y explicaban. Beba desesperada. Yo me reia hasta llorar de verle la cara.

Llegamos al hotel Plaza Praia Suites, rua Barao de Aracate 94. Estaba el guía que sabía castellano. Nos destinaron a las habitaciones. Saqué una foto desde la ventana del hotel desde donde se veía el mar. A media cuadra de la playa.Nunca nos bañamos ahí.

Nos bañamos en la ducha y salimos porque Beba quería comprarse algo cómodo para los pies. Y quería comer. Fuimos caminando por la costanera y entrando en los negocios. Llegamos hasta la parte casi céntrica. Todo custodiado.

Volvimos. Beba tenía hambre y quería un comedor. Pero al dar vuelta al hotel nos volvimos de miedo. Mucha oscuridad y gente desconocida. Finalmente entramos a un almacén y compramos fiambre y gaseosas. Chucherías para matar el hambre. Caminamos un poco más y encontramos un cyber donde yo dije dos palabras: Internet- Yahoo y así me pude comunicar por un mail con Natalia, mi hija, enviándole un correo electrónico.

Por teléfono era imposible. Beba probó muchas tarjetas y ninguna andaba. Se comentaba que el gobierno había sacado a la empresa privada que proveía el servicio.

Vista desde la ventana del hotel.